Ascendiendo a lo sagrado

Hubo un tiempo en el que estaba buscando nuevas tierras para cultivar. Me adentré en la quebrada y ascendí la montaña por un sendero que me llevó alrededor de cinco días recorrer. Yendo por aquel camino y antes de llegar a la cima, me hallé con algo que casi me encegueció. A mitad de camino, entre las cimas del Machu Picchu y el Huayna Picchu, me encontré con una ciudad que parecía estar habitada. Entre los verdes esmeraldas y los rayos de sol colándose por entre las nubes, todo me parecía un sueño.
Luego, prestando atención, no se veía humano alguno caminando por la ciudad. Parecía que todos se hubieran marchado para alguna ceremonia y que luego irían a volver pero no.
Lentamente me fui acercando y solo surgía en mí respeto, como si estuviera pisando algo sagrado. Los escalones construidos, seguramente para cultivar, excavaciones por donde correría el agua en las épocas de lluvia, calles, fuentes, establos, cocinas. Es verdad que cuando me aproximé descubrí que eran ruinas, pero ruinas que incluían palacios,  templos y plazas.
Con tanta organización y belleza al mismo tiempo, ¿por qué sus habitantes ya no irían a regresar? Si yo no hago más que ir y volver, no puedo despegarme de ese lugar que me atrae como una mujer maldita.
Ahora estoy a orillas del río Urumbamba, a punto de cruzar, para volver a encontrarme con la ciudad perdida. Quizás no haya elegido el mejor momento, las lluvias han tornado al río mucho más torrentoso que aquella vez, la primera vez, cuando todo me deslumbró. Ya estoy sumergido en el río, solo quiero volver a verla. El agua tiene mucha fuerza y me cuesta hacer pie, pero tengo que llegar a la otra orilla para recomenzar mi visita. Veo la costa alejarse mientras la corriente me arrastra río abajo pero casi al mismo tiempo la bruma se abre y me veo otra vez caminando por entre las piedras y los muros que, como siempre, me envuelven con su enorme paz. Soy Agustín Lizárraga y me declaro el nuevo Inca.

Andrea M. Leiva


Comentarios

Entradas populares de este blog

Máquina de mirar

En un ajuste de cuentas