Horizontalidad

La vida te lleva a andar recorriendola de a pie pero un día algo te invita sin consultarte a recorrerla desde la horizontalidad. Claro que perdés la posibilidad autónoma de traslado y hasta, por momentos, te abruma la quietud. Pero vamos por el principio y es alli donde te asombrás de estar asi, acostada en plena calle, rodeada de buenos desconocidos. Te desprendes por un rato de la agitación que te rodea y te preguntas si llegarás a tiempo al concierto de jazz esa noche o si mejor te quedas recostada, manteniendo la horizontalidad, descansando y leyendo alguno de esos dos buenos libros de Mankell nuevitos que te esperan.
Dudás de que ninguna de esas dos cosas vayan ocurrir cuando ves que la sirena y las luces vienen a buscarte, dejas que los demás sigan decidiendo por vos y mirás hacia el cielo y descubrís una oportunidad que pocas veces se te brinda, las estrellas te miran por entre las hojas doradas del mismo tilo que todos los días saluda desde tu balcón.
Seguis en tu horizontalidad y te tienen que bajar las luces del techo del  transporte para no enceguecerte. Llegás adonde tendrás una quietud "in extremis" durante cuatro horas, pasan rostros dulces y amables pero luego desde tu posición te encontras con una nueva  y casi insignificante compañía: pendiente de su sutil trama, una arañita. La observas trabajar, mientras otros lo hacen contigo y te distraés. Se suceden las bromas para pasar el rato de inmovilidad, a la espera de un nuevo traslado, hasta que finalmente llega. Nuevas luces.
En un provisorio lugar de estadía, tu horizontalidad te deja exactamente debajo de un techo extraño, con algo de celestial que da ciertos escalofríos. Preferís la calidez de la laboriosa arañita.
Un antiguo y lujoso ascensor que te lleva a un espacio más privado, deja ver pequeña araña de bronce y caireles pendiendo de un tapizado en tercipelo rojo, vaya detalle.
Finalmente lográs autorización para volver a tu postura erguida y en un breve espacio de 4 x 4 metros te sentis libre como en una verde pradera, eso si olvidas que ya es la medianoche y que tendrás que volver a la posición de unos minutos atrás, pero ahora sabiendo que sos vos quien decide hacia donde y como vas a seguir recorriendo la vida.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Máquina de mirar

En un ajuste de cuentas