Cuando no estuviste

Un sillón blanco que acompaña la soledad y un televisor que parlotea sin decir nada. Los pasos que se dejan oir nunca entran y la puerta entreabierta no deja ver más que un pasillo y jamás se abre del todo para dejar pasar a quien uno espera. Solo te rodea la culpa de no haber estado antes alli, solo unos minutos antes.
Si la ciudad no te hubiera intentado fagocitar con su hambre de escándalo,  si hubieras podido desplegar tu alas sobre las calles de furia, ahora no te sentirías asi. Ya la noche te habia resultado difícil, estando donde el deber mandaba pero donde aún asi te sentías ausente. ¿Por qué los dioses repartían tan mal sus cartas?
El tiempo pasa y te acorrala con temores. ¿Ya no debería estar regresando? Una sombra del pasado se asoma por la puerta y ya no estás tan sola pero aún asi los miedos no razonados te rondan. Hasta que al fin ves que ya vuelve, con su pulgar en alto y sonriente pese a todo. Tus miedos hacen ¡plop! en el aire,  se ve que los dioses  barajaron de vuelta y el juego otra vez comienza, esta vez con el as de espada en su mano y con una flor en tu ojal.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Máquina de mirar

En un ajuste de cuentas