Esa muela lo tenía a mal traer a Ignacio, así q fue raudo a la guardia odontológica. Como siempre, de dos ascensores solo funcionaba uno. Después de hacer la cola, finalmente quedó sólo para tomar el siguiente ascensor. Dejó salir a todas las personas y entró, apretó el botón para que se cerraran las puertas y cuando fue a marcar el piso de emergencias, la puerta se volvió a abrir. La autora de la nueva apertura era Micaela. Ay, ay, ay…. Nada menos que Micaela. Cinco años atrás la relación entre ellos h abía finalizado pésima en el registro civil mismo. Cuando Micaela estaba llegando al registro, él ya estaba volando a Islandia. Obviamente que fue un escándalo. Ni la familia ni los amigos de Ignacio conocían ni imaginaban este abrupto cambio de planes, provocando en principio dudas sobre su paradero. Incluso hubo denuncia a la policía por su desaparición, búsqueda por las redes sociales y por los medios, hasta que dos días después llamó a su madre para avisar que estaba bien y que ya
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