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Mostrando entradas de 2010

Mirá para arriba. Mirá para abajo

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Uno, dos, tres, cuatro. Uno, dos, tres, cuatro... Subo los escalones, bajo los escalones. Arriba: la paz, el sosiego. Abajo: el caos y la incertidumbre. No hay una estación en el medio que me indique que hacer ni como encontrar el eje. Subir, bajar, flotar, mientras busco los rayos y las nubes, mientras atravieso el aguanieve y los vientos. No estoy sola pero cada cual a su ritmo y no importa. A veces me alcanzan, otras me sobrepasan pero siempre correteamos en esos cuatro escalones. Bueno, no siempre son cuatro. Hay días, por ejemplo,  que son ocho para abajo y doce para arriba y eso me sorprende. Y es ahi cuando me alegra no haber perdido mi capacidad de sorpresa ni mis ojos infantiles. Uno, dos, tres, cuatro. Uno, dos, tres, cuatro... Fin

Horizontalidad

La vida te lleva a andar recorriendola de a pie pero un día algo te invita sin consultarte a recorrerla desde la horizontalidad. Claro que perdés la posibilidad autónoma de traslado y hasta, por momentos, te abruma la quietud. Pero vamos por el principio y es alli donde te asombrás de estar asi, acostada en plena calle, rodeada de buenos desconocidos. Te desprendes por un rato de la agitación que te rodea y te preguntas si llegarás a tiempo al concierto de jazz esa noche o si mejor te quedas recostada, manteniendo la horizontalidad, descansando y leyendo alguno de esos dos buenos libros de Mankell nuevitos que te esperan. Dudás de que ninguna de esas dos cosas vayan ocurrir cuando ves que la sirena y las luces vienen a buscarte, dejas que los demás sigan decidiendo por vos y mirás hacia el cielo y descubrís una oportunidad que pocas veces se te brinda, las estrellas te miran por entre las hojas doradas del mismo tilo que todos los días saluda desde tu balcón. Seguis en tu horizontali

Llueve sobre el túnel

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Afuera llueve y corriendo por las vías, horadando el aire, la máquina descorre inocentes velos. A la derecha, mis ojos se topan con un desvío, donde hay un túnel iluminado con una luz teatral. Dos vías que no llevan a ningún sitio y entremedio de los rieles hay un hombre sentado en lo que parece una endeble silla. Frente a él, pero alejado, un tablero al que el hombre mira sin ver. Son segundos que me alcanzan para darme cuenta de qué se trata esa escena. No es un hombre cualquiera, es El Hombre de la Silla y la Lluvia. Ya sabía de él pero nunca lo había visto. Claro, hay que estar muy atento para verlo en tan pocos segundos. El Hombre de la Silla y la  Lluvia respira y trabaja incesamente en un túnel subterraneo, alli tiene el tablero donde maneja las precipitaciones a su gusto. Él decide cuando llueve y cuando no en la ciudad, la intensidad y la duración, volúmen de las gotas o si todo se transforma en granizo. También puede elegir si las gotas en los charcos hacen globitos o no, i

La levedad

No corras, no creas en tu intensidad. Solo estás viviendo levemente, como flotando, como apenas acariciando el suelo. No temas pensar, no caerás de golpe contra el piso. Sé que te aterra quedarte a solas con tus ideas y por eso levitas la vida. Cuando puedas detener esa fábrica de actos mecánicos, descubrirás que planeando aterrizas con los pies y que ahora serán tus miedos quienes flotaran. Apenas rozarán tu piel solo para hacerte sentir viva pero ellos seguirán su camino de agua. Ya de pie, deja volar también tus pájaros, que ellos se harán cargo de llevar la buena nueva a quienes quieran oírla.

Siguiendo tus pasos

Voy caminando, siguiendo tus pasos. No me gusta que te alejes asi, sin darme tiempo a preparame. Es muy temprano en la mañana y las calles todavía duermen, pero ni vos ni yo estamos descansando. Voy detrás tuyo, buscando una salida, que ya está cerca. Las veredas están mojadas y en ellas voy dejando mis huellas, las tuyas no están. No importa, sé como seguirte y hacia donde voy. Los porteros y los vigilantes miran mi paso seguro y se preguntan, seguramente, detrás de qué voy. No importa lo que piensen, si yo sé que voy detrás tuyo. Finalmente nos encontramos mientras la oscuridad se va disolviendo. Pronto comenzamos a preparar el equipaje, la salida ya está cerca y voy a dejar de perseguirte. No será necesario, seguiremos caminando a la par, como siempre.

Cuando no estuviste

Un sillón blanco que acompaña la soledad y un televisor que parlotea sin decir nada. Los pasos que se dejan oir nunca entran y la puerta entreabierta no deja ver más que un pasillo y jamás se abre del todo para dejar pasar a quien uno espera. Solo te rodea la culpa de no haber estado antes alli, solo unos minutos antes. Si la ciudad no te hubiera intentado fagocitar con su hambre de escándalo,  si hubieras podido desplegar tu alas sobre las calles de furia, ahora no te sentirías asi. Ya la noche te habia resultado difícil, estando donde el deber mandaba pero donde aún asi te sentías ausente. ¿Por qué los dioses repartían tan mal sus cartas? El tiempo pasa y te acorrala con temores. ¿Ya no debería estar regresando? Una sombra del pasado se asoma por la puerta y ya no estás tan sola pero aún asi los miedos no razonados te rondan. Hasta que al fin ves que ya vuelve, con su pulgar en alto y sonriente pese a todo. Tus miedos hacen ¡plop! en el aire,  se ve que los dioses  barajaron de vue

Escala de grises

Abrumada por la lluvia, vuelvo a casa. Son las 8 de la mañana, el colectivo no hace el recorrido de siempre y comenzamos a transitar la Costanera Norte. La bruma gris todo lo envuelve, el río es de un gris metálico. Se hace difícil ver la línea de horizonte, el cielo tiene apenas un tono más oscuro y en el aire los gotas de agua parecen que están suspendidas, que no van a terminar de caer nunca. Los farolitos entregan retazos amarillos  que rasgan la cortina, mientras Cerati canta "Tanto pediste retener / ese momento de placer" y descubro que eso es lo que yo quiero. Quiero retener este instante y eso es lo que estoy haciendo, sin cámara a mano, estoy fotografiando con palabras mi momento de placer.

Sincretismo digital

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¿Alguien alguna vez se preguntó adonde van los archivos que se borran de una PC? ¿Quedan dando vueltas dentro del CPU en forma de vaya a saber que partículas? No lo creo, pero:  ¿hay vida más allá del disco rígido? Sí sabemos que hay otros mundos, como el pen drive, stick memory, CD, DVD y tantos otros que iremos descubriendo con el tiempo.  Lo bueno es saber que en ellos las condiciones para que nuestros archivos vivan son tan ideales como las del disco rígido. Pero volviendo al principio, quiero decirles que se supo de gente que pudo reecontrarse con viejos archivos borrados a través del Juego del Mouse, pero esa práctica, que se llama "archivismo",  a mi me da miedo. Prefiero despedirme de ellos para siempre, sabiendo que en su existencia sus buenos servicios me habrán prestado y que ahora es tiempo de soltarles la mano, para que al fin puedan descansar sus bytes en paz.

No estamos solos

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La soledad es un estado no muy bien visto por la humanidad. Grandes melancolías se le achacan, vidas opacas la arrastran resignadas. Ya sabemos que el hombre es gregario por naturaleza y de los otros se nutre de compañía, de solidaridad, de otras miradas. Es por ello que cuesta comprender por qué en los últimos tiempos nos manejamos por la urbe como si estuvieramos solos, completamente solos en la tierra. Caminamos apuradisimos, sin cederle el paso a nadie porque en realidad no los estamos viendo. Cuando vamos a entrar a algún edificio, ignoramos al que está saliendo. En un servicio público no vemos a las mujeres embarazadas, a los discapacitados, a los ancianos y a padres con bebés aupados, ya que parecen no estar ahi . Y hasta los antiguamente llamados caballeros entran en una loca carrera por alcanzar un asiento. Hablamos con voz altisonante por nuestro teléfonos móviles y algunos automovilistas pasean por las calles a cualquier hora escuchando música con sonidos saturados, invadi

El equilibrio justo

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Mucho se habla de la falta de compromiso de la gente, de lo difíciles que son la relaciones humanas hoy en día. Hecho que se repite también en sectores del poder, con lo cual más complejo se hace encontrarle una solución a esto. Pero también creo que desde hace un tiempo nos topamos con otro problema que es el que nos lleva a esta conflictividad en nuestras relaciones, tanto afectivas, profesionales como políticas. El problema, a mi entender, tiene dos caras que se enfrentan: la ausencia de culpa y la victimización. Ambas actitudes llevan a la parálisis de la evolución como ser humano. Como sociedad tanto esfuerzo nos ha tomado "quitarnos las culpas" que en algún momento pasamos a tener fácilmente la otra cara, la de la víctima. Si yo soy la víctima, la culpa la tiene otro, por lo tanto ¿qué puedo hacer para mejorar o zanjar una diferencia? Nada, "queda la pelota" del otro lado de la cancha. El problema se agrava  si "el otro" también se posicionó en

El País del Nunca Jamás

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El país del Nunca Jamás nunca jamás fue violento ni peligroso. Nunca jamás un gobierno terminó inconcluso ni unos militares tomaron el poder con el saludo de muchos civiles. Nunca jamás hubo torturas ni dolor, ni chicos que perdieran su identidad. Nunca jamás la palabra, la poesía ni el pensamiento diferente fueron prohibidos. Nunca jamás hubo miles de personas que hayan sido como volatilizadas en el aire sin una justicia que los amparase. Nunca jamás hubo traidores que entregaran a jovenes a las puertas del infierno, mientras ellos seguían subidos a una necia soberbia.  Nunca jamás un estado que debía proteger a su pueblo se convirtió en un brutal y cobarde asesino. Pero todo esto ocurrió en el País del Nunca Jamás. Hagamos para nosotros el País del Nunca Más.

No voy en tren. Tampoco en avión. Voy en subte.

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 retomado el uso diario del servicio de subterráneos y me he encontrado que las cosas no han variado mucho a través de los años, exceptuando la cantidad de usuarios. Antes era mucha, ahora es demasiada. Pero ese no es el punto por el que escribo ahora sino que voy a escribir sobre la otra gente. No voy a escribir de las personas que van de un punto X  a un punto Y, gente como uno, bah, sino de la gente que se instalan en un línea durante el día y van correteando de formación en formación y de vagón en vagón. Esta gente también es demasiada. Una sube en una estación, a veces arrastrada por una marea humana y asi entra al vagón, a los tumbos y de pronto se encuentra con una palma de mano chiquita que quiere ser estrechada por la mia. Así, sin entender bien de que viene la cosa le doy la mano a una criatura que apenas levanta dos palmos del piso y que con la mirada vacía deja adosada a mi mano una tarjeta por demás ajada con un papelito donde se supone describe sus necesidades. Luego c

El Método

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Jean-Luc tenía un método curioso a la hora de dormirse.  Una vez que apoyaba la cabeza en la almohada, en su cabeza comenzaban a circular imágenes del sueño de la noche anterior, hasta quedarse profundamente dormido. Una vez que entraba en la profundidad de la noche y de su descanso comenzaba a soñar. Siempre su sueño era una continuación del anterior. Su vida onírica era una historia sin fin que corría en paralelo con su vida real. Hasta que un día le ocurrió lo que muchas veces a tantos: no pudo recordar su sueño. Por más que se esforzó y buscó en su melindrosa memoria, el sueño anterior no apareció. Estaba demasiado aferrado a su técnica, demasiado. Finalmente se durmió, cansado de tanto hurgar en sus recuerdos de la noche anterior. Lo encontraron aquella mañana con una sonrisa estampada en su rostro macilento, después de haber disfrutado de su último sueño que ya no tendría necesidad de recordar.

El momento

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Eran las 6 de la tarde y llegué temprano. O llegué a tiempo para sentarme en un cantero. Por techo, una rama de jacarandá florecido. Me rodeaba una brisa fresca y perfumada. Tardé en descubrir que el aroma que tan plácida me hacía sentir era el del pasto recién cortado. Estaba aislada del bullicio callejero auriculares mediante y acompañada de música ligera. La boca del subte no cesaba de entregar pasajeros a la calle y, desde la fuente, los bailarines en su eterna danza estaban ausentes, solo oyendo los aplausos de un público que siempre estará. A unos metros el aguaribay se hamacaba, siguiendo el compás de mi música. No, no llegué temprano. Llegué justo a tiempo para capturar ese momento, no era el de antes ni sería el siguiente. Era el momento.

Bienvenido, Bicentenario

"Bienvenidos, ingresantes del Bicentenario", dijo la Rectora, mientras Bartolomé Mitre, Carlos Pellegrini, Vicente Fidel López y otros mudos testigos miraban desde las paredes. Y ellos, los padres, se emocionaron. Su propia adolescencia reaparecía pero con la mirada de adultos puesta en su hija.  Nueva esperanza de otra Argentina nacía. Esta Argentina viene con la "yapa" de una Democracia que no tuvieron ellos en aquella etapa de su vida. Sonó hasta raro cuando escucharon hablar de Patria, del Saber y de otros tantos valores que parecen discurrirse a veces por terrenos no fértiles pero la esperanza seguía ahí, latente. Cuando el Himno comenzó a arrullarlos, ella miró por una ventana y vió a la Bandera Nacional del colegio moverse según los compases, vió a un jacarandá florecido que parecía estar hablándole mientras enmarcaba al Palacio de Justicia de la Nación y entrevió, con una escondida sonrisa, que un futuro luminoso podía comenzar hoy a trazarse desde unos c

Paren el subte. Yo me quiero subir

Hoy mantuve una pelea desigual aunque al principio lo tomé como una lucha de titanes para terminar luego sintiéndome Pulgarcita frente a King Kong. Algunos ya conocerán que la Subtecard es una tarjeta a la cual se le carga un monto determinado de dinero y luego es usada en los molinetes para acceder a los viajes en subte. Cuando se agota la carga, esta se renueva automáticamente a través de la tarjeta de crédito. Hace un tiempo que gracias a este adminículo, desaparecieron para mi las colas en las boleterías, especialmente en las horas pico.  En unos días mi hija comenzará lentamente a volar sola por la ciudad y para ello necesitará su propia subtecard. Esta mañana pasé por la boletería de la estación Palermo preguntando donde la podía conseguirl y atentamente me explicaron que ellos no lo hacían pero que pasara por alguna oficina. Agradecí y bajé para realizar el viaje preguntándome donde se encontrarían las oficinas de Metrovías. Inocentemente dejé pasar una estación más a la que yo

Sorpresas al mediodía

El calor en Buenos Aires, no hace falta decirlo, es insoportable. Más teniendo en cuenta si el mediodía lo encuentra desprevenidamente en Florida y Corrientes. Si uno está de paseo, todo se hace más soportable pero si en realidad lo que va a hacer es simplemente almorzar en su única hora de descanso, la cosa se pone un tanto más densa.  Imaginemos que usted baja los cinco pisos que lo separan entre la paz y el aire acondicionado de su oficina del  el asfalto y los treintra y tres grados centígrados de la urbe. Ni bien sale de la recepción del edificio se encuentra que casi no puede pasar por la vereda. ¿Por qué?. Parece ser que en la peatonal hay espectáculo gratis y todos sabemos cómo somos los argentinos, cantidades de potenciales espectadores se van deteniendo a ver que pasa, entre ellos usted. Un buen señor se ha tomado el trabajo de escribir cartelones insultantes hacia ... su hermano Jacobo. Su propio hermano lo ha estafado y el ve cómo única salida la de publicitar gratuitamente

Susurros en una noche de verano

Siempre se dijo que los viajes y los reencuentros alteran la rutina de cualquiera, incluyéndome a mí. Sabía que la luz estaba molestando a mi compañero de ruta, a quien también un viaje lo tenía mal, fue entonces que decidí levantarme a tomar un té y a continuar con mis crucigramas  en el comedor.   Mientras desplegaba estas dos actividades, más la de mirar televisión sentía conversar muy animadamente a las vecinas del conventillo lindante. Estaban haciendo uso de la estupenda noche con que eran obsequiadas.  En un instante, algo me sacó de mi abstracción, también acalló a mis vecinas. Era algo indefinido entre gritos de mujer, ladridos y voces varoniles y violentas. Enmudecí mi infatigable televisor y me acerqué al ventiluz de la cocina. De pronto mi memoria se sacudió, lo que estaba oyendo alguien ya me lo había contado. Los gritos de mujer tenían un timbre diferente, los ladridos claramente pertenecían a un perro y el tono violento sí pertenecía a un hombre, más exactamente un

El Dragoncito

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Para Pili - 2001     Yo soy un dragón. Un dragón chiquitito y no me gusta mucho ser lo que soy. ¿Qué es eso de andar echando fuego por la boca y asustando a la gente? En la antigüedad todos los dragones se reían de mí, por verme tan pequeño y porque no me gustaban los tesoros. Ellos se aprovechaban de su enorme tamaño, de sus escalofriantes gritos y del poder para  lanzar fuego por sus bocotas para apoderarse de cuanto tesoro pudieran, sin importarles nada. En cambio, yo siempre amé vagar por los bosques y aspirar ese perfume único. Sobrevolar las colinas y sentirme libre, espiar a los niños y a reírme con ellos, aunque nunca me vieran, se habrían asustado mucho…. O no, quizás también se hubieran burlado de mí. Los otros dragones fueron desapareciendo pero yo no los extrañé. Mientras tanto yo estaba molesto con solo una cosa: mi fuego. Cada vez que abría la boca para gritar, se incendiaba un bosque y eso me entristecía mucho. Y así anduve por el mundo y por los tiempos, pasean

El Robatiempo

Este sujeto es una persona común, sólo que siempre está al acecho de que otros congéneres estén ocupados, entonces salta sobre ellos y les interrumpe la tarea. Claro, él se acerca con un propósito determinado, pero con el paso de los minutos este se desvirtúa. Las víctimas suelen olvidar el motivo de la visita. Uno siente que estos seres se adhieren como unas sanguijuelas que nos quitan el tiempo, nuestro precioso tiempo. Nos impiden cualquier acción sin ninguna causa útil. Considera necesario hacer  preguntas y en la mitad de las respectivas respuestas pierde absoluto interés en el tema. Hay otra clase de robatiempos. Son los que cuentan historias y hechos poco importantes, con la única intención  demostrarnos su sapiencia, de cómo se deben hacer las cosas. Cuando su contrincante intenta vislumbrar una idea, lo hacen callar insinuándole que eso ya lo sabían. También suelen relatar peripecias de sus niños o sus perros de manera grandilocuente y detallada como si ellos tuvieran ni

Bahía Blanca - Buenos Aires / Buenos Aires - Bahía Blanca

Hace 15 años que mi corazón se rindió absolutamente a los pies de la Reina del Plata pero aún me sigo adaptando a los cambios desde mi Bahía natal. Empezando por el uso de los términos y sus diferentes aplicaciones.  El Portero de edificio por decreto gremial aquí es el de ENCARGADO. La lejía no existe, solo es Lavandina.  ¿Las bolas de fraile? Olvídenlo, aquí son unas recatadas berlinesas y las carasucias tal como las pedíamos en la panadería El Crisol acá ascendieron a la categoría de Tortitas negras.  Cintex o celoplint?...... mmmh, noooo!, es cinta scotch. Los colectivos dejaron de ser para mi LA 514 o LA 512, es más hasta suena muy mal decir "Má siii, yo me tomo LA 60". Tampoco son micros, ya que esos solo son los de larga distancia.  El patio es una parte embaldosada, la parte con tierra es jardín o parque. O sea que mi mamá en el Ba. Noroeste bahiense posee patio y parque a juzgar por la clasificación porteña. Acarrear a un montón de pibes del colegio a la casa o vi

Casitas Musicales

¿Alguna vez probaste de llevarte un ladrillo usado al oído? Yo lo hice. Al principio, no pasa nada pero después de unos breves minutos se oye algo parecido a una radio. Hay  que saber donde pararse porque se debe orientar el ladrillo, de manera que la frecuencia sea bien tomada. Una vez que esto se logra, se pueden identificar los estilos musicales, la mayoría de las veces se oyen chacareras, chamamés o cumbias, incluso mechados con algunos grititos de sapucai. Esto me lo enseñó Asencio, veterano albañil que tiene una relación casi mágica con los ladrillos. Cuenta que, a fuerza de construir paredes acompañado de la radio, ocurre esta absorción sonora. Hay albañiles que no usan radios, trabajan en un obsesivo silencio pero, según Asencio, esas paredes se tornan tristes y forman después casas lúgubres, sin ritmo, sin música... La mano de obra de Asencio es un poco más cara pero… ¿qué no pagaría uno por vivir en una casita musical? Andrea - 1994  

Origen del Blog

Una vez me prometí un futuro de bohemia. Para ello viviría en un árbol y me alimentaría de lo que me proveyera la naturaleza, mientras me dedicaría a observar y a escribir. Parte de ello no pudo ser, parte sí. Desde mi árbol virtual voy a mirar y a mostrar. Finalmente, seré bohemia